Todos estamos inmersos en un mundo que está en varias crisis simultáneamente, cuyos efectos no nos son ajenos.
Una crisis inadecuadamente manejada le dejará secuelas permanentes.
No es lo mismo sobrevivir a una crisis que sobresalir de una crisis.
Cuando estamos en medio de una crisis, todo se ve negro y no sabemos qué hacer.
Usted puede estar moviéndose mucho para solucionar su crisis, pero no necesariamente produciendo los resultados que está buscando.
Es probable que está trabajando para corregir los síntomas, pero no esté atacando de raíz el problema.
Cuando estamos en una crisis, nos sentimos solos, abandonados y avergonzados de vivirla, y solo pensamos en hacer nuestro mayor esfuerzo individual para salir del hueco en que nos encontramos.
El manejo correcto de una crisis comienza con un conocimiento adecuado de la actitud que se debe asumir frente a la misma.
Una crisis mal manejada no solo me afectará a mí, sino que tendrá consecuencias adicionales en las personas que me rodean.
Las crisis tienen efectos secundarios en nuestra estabilidad, nuestro equilibrio y nuestra felicidad.
La crisis personal nos precipita a una fase acelerada de nuestra existencia y se presenta al mismo tiempo que la oportunidad de resolverla
Nos ponen en el centro de nuestro ser, nos obligan a mirarnos, a vivir en nuestro tiempo, a narrar nuestra historia particular.
La clave para una adaptación saludable consiste en encontrar nuestras propias capacidades para salir de las dificultades
Piensa por un momento, ¿Cómo lidias con la crisis? ¿Te gusta que tus amigos te consuelen? ¿Te concentras plenamente en una actividad con tal de no pensar? ¿Reprimes tus pensamientos para no sentir nada?
– Myriam González
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